Practicar el curso y no caer en el intento
Una trampa en la que yo caigo con muchísima frecuencia es la de juzgarme… juzgar mi estado de ánimo, juzgar mis reacciones, juzgar lo que hago, juzgar lo que no hago, juzgar, juzgar, juzgar. Y creo que lo que el Curso nos pide es sencillamente que observemos, perdonemos y dejemos ir. Cuando más allá de la observación caemos en el juicio continuo, lo que hacemos es añadir más culpa a la ya pesada mochila de culpa que portamos a cuestas, de manera que estamos utilizando el Curso en favor del ego.
Sobre todo en los primeros meses de práctica con UCDM, sentía que en vez de dar un paso hacia adelante, estaba dando pasos hacia atrás; cada vez me veía peor persona. Pero lo que en realidad estaba sucediendo es que era mucho más consciente: cosas que antes ni advertía, ahora, siendo honesta conmigo misma, no puedo pasar por alto; creo que para lo que más me han capacitado los ejercicios prácticos es precisamente para estar alerta y mantener esa alerta las 24 horas del día, y gracias a esta alerta, puedo identificar mis resistencias y es entonces que estoy en situación de entregarlas a Quién sí sabe qué hacer con ellas.
Juzgar que estás haciendo mal los ejercicios, es la justificación perfecta para el ego… para que te rindas, para que abandones… PARA QUE TE SIENTAS CULPABLE!!!, pero recuerda que Jesús está contigo… NADA PUEDE SALIR MALl!!!
Cuando yo comencé a practicar los ejercicios, tuve el mismo problema que tú. Los comencé varias veces porque siempre tenía la sensación de no estar haciéndolos bien. Olvídate de eso, no son más que las dilaciones que un ego amenazado pretende.
Mi recomendación es que hagas el ejercicio exactamente en la forma que se te pida que lo hagas cada día, y nada más. Y si hay veces a lo largo del día en que te olvidas de ellos, NO IMPORTA, tú sólo procura hacerlos lo mejor posible.
El propósito de los ejercicios, es entrenar tu mente para que poco a poco vayas adquiriendo el hábito de observar lo que en ella sucede, tus pensamientos, tus percepciones, tus reacciones ante los estímulos del exterior, etc. Cuando nos habituamos a mirar hacia dentro, nuestra atención deja de estar puesta ahí fuera, en el mundo. Y puesto que éste es un Curso de causas (mente), que no de efectos (mundo), ésa es la forma (mirando adentro) en que vamos tomando conciencia de lo que necesita ser sanado, con ello facilitamos que el Espíritu Santo pueda realizar su parte del trabajo.
Si sientes seguridad o tranquilidad con ello, te diría que antes de comenzar a practicar el ejercicio del día, le entregues tu práctica al Espíritu Santo, eso es más que suficiente. No precisas de oraciones, ni antes ni después. Para practicar UCDM lo único que se requiere es «una pequeña dosis de buena voluntad», y tú la tienes.
Ponte con ello, al principio habrá muchas ocasiones en las que te olvidarás, pero a medida que avanzas, cada vez te encontrarás más centrada y menos olvidadiza, ya lo verás. Te mando un abrazo. Ánimo, no permitas que tu ego se interponga, con la excusa que sea, en tu propósito, y recuerda que TODO ES PERFECTO!!
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Extraído de Aprendiendo a vivir a través de la práctica de UCDM

Crecer, vivir de forma sana y saludable, conectar con el Yo interior… es un camino que debemos hacer nosotros mismos, pero no estamos solos.