background img

Me quejo porque es más fácil

Estos días he estado reflexionando sobre una conducta frecuente que veo en la gente y en mi misma, cuando me siento desconectada o fuera de mi centro, entro en una espiral de «queja constante», a veces cuando el receptor de mis quejas, que suele ser mi pareja, me hace frente diciendo que «actúe» en vez de quejarme, suelo decirle, oh no, si sólo me estoy desahogando.

Pero en realidad hay una gran diferencia entre una cosa y otra, el «desahogo» es una forma de soltar tensión sobre alguna situación que causa dolor, mientras que la «queja» es una negación y una resistencia a aceptar la situación que toca vivir. ¿te sientes un poco identificado/a?

El desahogo intenta liberar una carga pero desde el compartir y el aceptar, cosa que la queja, por lo general, se presenta a través de una rabieta que muchas veces es infantil, provocando un colapso mental impidiendo que las ideas fluyan con sensatez.

Hay un amigo que siempre me decía «Todo problema tiene solución, menos la muerte», lo que pasa es que siempre nos gana la impaciencia, queremos que todo se resuelva «ya» o lo que es peor, que resuelva como nosotros queremos o pensamos, ¡Ese Ego!

¿Entonces, que hay que hacer?, la palabra mágica es Aceptación. Cuando aceptamos, la presión emocional se afloja y así evitamos dejarnos arrastrar por una corriente que nos lleva cuesta abajo y que incluso puede terminar en una depresión.

Cuando nos quejamos, en el fondo sabemos que es por nuestra propia inacción, nos compadecemos de nosotros mismos e incluso hasta muchas veces, nos gusta estar en ese papel de «víctima», de «hay pobre de mi» esperando que la otra persona nos consuele, pero si nos paramos un instante y vemos la situación desde fuera, como si fuera una obra de teatro, ¿no resulta un tanto patético?.

Ahora ya sabemos que la queja es una zancadilla al futuro, es un estado mental de frustración por que nuestras expectativas no están cumplidas.Bien-o-mal

Entonces, lo que hay que hacer es un análisis de lo que nos pasa y ver si está en nuestra mano la solución, si es así, hay que actuar y si la solución escapa a nuestro ámbito de acción, hay que aceptarlo y no permitirnos darle vueltas en la cabeza como un run run sin fin.

Ya sabes, si al Universo le mandas quejas te devolverá más de lo mismo, así que a practicar la aceptación, aceptar las frustraciones y madurar emocionalmente.

Puedes seguir pensando que lo que te toca vivir es una mala jugada del destino o que tienes mala suerte, que te hicieron un mal de ojo, o asumir que estás en esa situación porque tú la has creado con tu cadena de pensamientos, evalúa como piensas y acepta que tú eres tu propio enemigo, cambiar es posible e incluso reinventar tu vida.

Fuente: Inteligencia del alma. José Ma. Doria.

Etiquetas relacionadas
Estos artículos también son para ti
Comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *