Las limitaciones de la timidez
La timidez es una sensación de vergüenza que se experimenta al interactuar socialmente, lo que hace sentirse inseguro e impide relaciones adecuadas con otros. Es un rasgo de la personalidad, ya que es un aspecto visible de una persona, pero no llega a ser la personalidad en todo su conjunto (podemos tener más de un rasgo). A su vez, es un estado de ánimo, porque se siente en situaciones precisas, no se es tímido las 24 horas, ya que cuando el tímido está en territorio conocido no experimenta esta emoción.
Cómo emoción, es desbastadora, al pertenecer a la familia de los miedos: es el miedo a hacer el ridículo y a no estar a la altura de la situación. Esto va provocando en quien lo padece una serie de consecuencias negativas: limitaciones en sus habilidades sociales, aislamiento, relaciones de mala calidad, soledad, y en casos graves puede llevar a una depresión ansiosa crónica. Hay una gran frustración porque en el tímido se produce el conflicto interno de desear por ejemplo hablar con alguien pero no ser capaz de hacerlo. Así se evitan las situaciones en público, las salidas, la exposición, y se anulan poco a poco las posibilidades de conocer gente nueva y diferente.
Para colmo de males, la timidez es bastante notoria porque el tímido tiene una postura corporal contenida, a veces cabizbajo, mirada evasiva, expresión facial tensa y hasta se viste con ropas más propias de un convento que de una tienda. Adora los tonos grises o azules, que cree que transmiten seriedad, control y serenidad. Serenidad o paz que sólo es externa, porque en su interior hay una guerra caótica: ¿Habré dicho lo correcto? ¿Se reirán de mí si me voy? ¿Cómo hago para que me “trague la tierra”? ¿Cómo le digo a ella que me gusta mucho?
Es complejo el cuadro, pero hay muy buenas noticias: ¡se puede ser ex tímido! Los psicólogos trabajamos para que ese ‘no comportamiento’ del tímido pase a ser un comportamiento real, y poco a poco puedan desarrollar habilidades sociales que le permitan alejar el fantasma de la vergüenza y la soledad. Trabajar con la autoestima suele ser el primer gran paso, y luego proponer actividades que lleven al tímido a reinventarse. En la actualidad, las redes sociales brindan una excelente oportunidad para que los tímidos se inicien en entrenar sus capacidades.
En los casos de niños, si se detecta la timidez, hay que fomentar el juego con otros amiguitos de ambos sexos e incluso de distintas edades. La práctica del deporte también es importante. Y atención con el nombre que se escoja para el hijo: hay investigaciones que hablan de una predisposición a la timidez cuando el niño tiene un nombre extravagante, ya que tanto en el colegio como en la vida social, hay una tendencia a ‘mirar raro’ a quien lleva un nombre poco común, lo que produce burlas o atribuciones que presionan al niño y fomentan su timidez e inseguridad.

Psicólogo – Psicoterapia humanista
«La Psicología Cognitiva ayuda a pulir nuestras creencias y controlar las emociones, para superar así las demandas de la vida actual»
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