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Haciendo lo que tememos, disolvemos nuestro temor

El título de este post es una frase de Emerson que me pareció muy ilustrativa para hablar del miedo, ese fantasma enorme del cual huimos o al cual no queremos enfrentarnos y que mientras más nos alejamos de él parece que más se agranda y más fuerte se hace, apoderándose de todo nuestro ser como si fuera un hechizo sobre el alma.

La forma de romper con ese embrujo es mirarlo de frente, aunque nos parezca paralizador, sólo así podremos determinar si es un miedo que nos advierte de un peligro o tan sólo es una telaraña que nos confunde y nos enreda, como si fuera un virus mental.
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Cuando padecemos de miedos paralizantes, tanto que incluso nos llevan a la depresión, es porque estos son de tipo neurótico y nos mantienen inertes, incapacitados para tomar decisiones, esto muchas veces es producto de heridas no curadas, recuerdos enterrados que en algún momento nos han causado dolor y queremos evitar revivir a toda costa, es un temor disfrazado de inseguridad.

El miedo no es otra cosa que un pensamiento conectado a un recuerdo doloroso, basado en la creencia de que si se rechaza o evita no sucederá.
¡Qué fácil sería no tener memoria!Si fuésemos inocentes como niños nos enfrentaríamos a todo con absoluta tranquilidad, sin temor a una “supuesta desgracia” porque careceríamos de experiencias anteriores que pudiéramos proyectar.
Cuando te asalte el miedo, recuerda que sólo es una sombra que oculta una vieja herida y lo que debes hacer es preguntarte: ¿Qué temo? ¿Qué sería lo peor que podría pasar?. Detente un instante y haz frente al gigante, analiza tus opciones, que seguramente son muchas y borra a ese fantasma ilusorio.

Todo lo que necesitas es confianza y seguridad. Y tienes la opción de cultivar y reforzar esa confianza, pero sólo lo podrás hacer si te enfrentas a tus miedos y ves el éxito en tus acciones, siendo consciente de que las soluciones se han presentado y has salido fortalecido de esa experiencia.

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Seguramente te preguntarás ¿cómo hago para tener confianza? ¿Cómo la hago nacer? La confianza está en ti, es una facultad intuitiva, un estado de conciencia. Tienes que saber que no estás sólo, eres parte de un todo universal y esa fuerza superior quiere lo mejor para ti, te apoyará siempre para que derrotes tus miedos si actúas con inteligencia haciendo lo que debes, aunque sientas inseguridad o amenaza.

 

El temor no sobrevive si te vuelves consciente, detente y observa sin eludir ningún aspecto y sin tapar ninguna cara, desde ese silencio consciente, la mejor opción brotará ante ti y todo aquello que parecía perdido volverá a la vida, encontrarás un nuevo sentido y te reinventarás. De pronto, sentirás que todo está en su sitio y que la vida vuelve a fluir recuperando la paz.

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