¿Con Castañas o Calabazas? el halloween español
Al contrario de lo que muchos piensan la fiesta de Halloween tiene mucho más de Europeo que de Americano, este festejo pagano fue importado al otro continente por los irlandeses a finales del siglo XVIII, en ese entonces no se llamaba Halloween sino la noche de Samahain o Samaín que significa «el final del verano» (en esa época coincidía con esa fecha)
Para los celtas o druidas, adoradores de los árboles, especialmente del roble, el 31 de octubre, con la caída de las hojas, era la fecha que simbolizaba el fin del verano y comienzo del invierno, de la muerte o iniciación de un nuevo ciclo de vida, coincidente también con el fin del año céltico.
Era el momento para almacenar las provisiones para el invierno, también era la noche en dónde se encontraba el mundo de los vivos y de los muertos, si bien creían en la reencarnación, esa noche del año las leyes del espacio y tiempo se detenían y los espíritus podían volver a su antiguo hogar para ser alimentados.
Los mitos afirman que era el momento en el cual se habían producido grandes acontecimientos cósmicos y cuando tenía lugar la muerte, tanto ritual como simbólica, del rey y su reemplazamiento. Las ceremonias festivas actualizaban, celebraban y comentaban el origen mítico y la continuidad del mundo.
Para los celtas el templo y el bosque era equivalente. La noche del 31/09, el día del samahaim, los celtas encendían el primer fuego, origen de todos los fuegos.
Con él se encendían, a su vez, todos los fuegos de la isla. Las castañas y bellotas del roble se asaban sobre una gran hoguera visible desde varios puntos del bosque, desempeñando a este respecto, la misma función que la hoguera de San Juan. En Galicia, el fuego permanente del hogar se encendía con un tizón traído de la hoguera de la Vigía Pascual o del fuego encendido la noche de Navidad. Según cuenta el viajero inglés Swinbume del siglo XVIII, la gente de Galicia comía castañas la víspera de los Fieles Difuntos con la fe de que cada una libraba un alma del purgatorio.
Con la llegada del cristianismo, la fiesta pagana se camufló y se llamó víspera ‘de Todos los Santos’ (la traducción en inglés es, “All Hallow´s Eve”, de ahí la expresión actual de ‘Hallowe’en’), se fue mezclando con otras creencias indias y coloniales hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Como los vivos no querían ser poseídos se vestían con trajes oscuros y tenebrosos para camuflarse entre los espíritus y ahuecaban calabazas o melones con forma de calavera, las cuales ponían en las ventanas y puertas para ahuyentar a los espíritus. Desde ahí, con toda esa mezcla de creencias y supersticiones, la fiesta de Halloween se ha propagado por todo el mundo.
Por ejemplo, la costumbre del «trick or treat» (Truco o trato), no parece proceder de los celtas irlandeses, sino de una costumbre europea del siglo XIX llamada souling. Cada 2 de noviembre, el día de las almas, los cristianos solían ir de pueblo en pueblo pidiendo «pasteles de alma», hechos con trozos cuadrados de pan con pasas. Cuantos más pasteles conseguían, más plegarias podían dedicar a sus muertos.
Es lo que simboliza en halloween el pedir dulces de casa en casa con los niños disfrazados. En el magosto o castañada, al terminar, los asistentes se tiznaban unos a otros, bailaban y saltaban sobre el fuego, es el día en que los vivos dejan el espacio urbano para invadir el espacio salvaje que es el de los muertos.
Así como en Irlanda se sigue festejando el Samahain con grandes hogueras en los vecindarios dónde se queman cosas viejas, en Galicia se celebra el «Magosto o Castañada». En el País Vasco se celebra el «Gaztainerre», también con la castaña como parte central. Por su parte, en Cataluña celebran la «Castanyada», en la que además de castañas se disfrutan los panellets y la malvasía.
Podemos concluir que más allá del lado comercial, EEUU está contribuyendo a la recuperación de una fiesta Europea “tan vieja como la castaña”, que es el culto a los muertos, tan arraigado en el inconsciente que seguimos levantando monumentos y ciudades funerarias y «dándole de comer» flores todos los 1 de noviembre.
Truco o trato, castañas o calabazas y polémicas aparte, es el día para recordar a las almas que no están hoy en este mundo pero que nos siguen guiando desde el más allá.
Fuentes: Manuel Mandianes antropólogo y escritor.
http://www.proyectosalonhogar.com/Hallowen/Indice.htm

Crecer, vivir de forma sana y saludable, conectar con el Yo interior… es un camino que debemos hacer nosotros mismos, pero no estamos solos.
Pingback:El árbol del Universo en tu casa | Univergia